La Importancia de la Protección Integral a Nivel Global de la Salud Humana, la Salud Ambiental, y la Salud Animal

2 May, 2022

Invitada Mariana Martin Leyes Barvo. Abogada de la Universidad de los Andes, Magíster en Derecho Animal y Sociedad de la Universitát Autónoma de Barcelona, y Posgrado en Políticas Ambientales y Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard. Líder Climática y Mentora certificada activa de The Climate Reality Project.

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Dentro de las diferentes ramas del derecho por medio de las cuales se protege a los animales y a la biodiversidad, además del Derecho Animal per se y del Derecho Ambiental, entre otras (derecho administrativo, civil, constitucional, contencioso administrativo, penal, procesal, etc), se encuentra el Derecho Internacional y de las Instituciones Internacionales, entendiéndose como un conjunto de reglas reconocidas por los Estados, las cuales los obligan en sus relaciones. Sus principales fuentes son Acuerdos, Convenios y Tratados, que pueden ser bilaterales o multilaterales. Este conjunto de normas tiene una enorme incidencia en la normativa nacional de los países.

Es así como, con posterioridad a la promulgación/firma de la Declaración de Estocolmo, el Gobierno Nacional Colombiano expidió la Ley 23 de 1973, concediéndole facultades extraordinarias  al Presidente de la República para dictar el Decreto 2811 de 1974, a través del cual se expidió el Código de Recursos Naturales, Renovables y de Protección del Medio Ambiente (CRNR). Dicho Código, reguló la propiedad y uso de los recursos naturales , incluyendo al hombre y a algunos animales como parte integrante de ese mundo natural. Así, es claro que seres humanos, animales, biodiversidad (flora y fauna), formamos parte integral de ese medio ambiente, compartiendo nuestra vida y nuestra existencia en el planeta.

Nuestro planeta, nuestro hogar, vive una crisis ambiental y de pérdida de la biodiversidad, que ejerce una fuerte presión hacia la transformación en los estilos de vida actuales. “El planeta se enfrenta hoy a la sexta extinción masiva de especies de flora y fauna desde la aparición de la vida hace 3800 millones de años. Esta extinción es fundamentalmente consecuencia de la actividad de los seres humanos y es una enorme amenaza para su bienestar, puesto que entre otras, el aire que respiramos, el agua que bebemos y los alimentos que consumimos dependen de la biodiversidad. ”[1] El cambio climático constituye una amenaza global a todas las formas de vida en la tierra, incluída la humana. La industrialización, la sobre-explotación de los recursos naturales, de los animales salvajes y de los animales domesticados no es sostenible. No podemos continuar afectando la naturaleza de manera desmesurada, pues los costos pueden resultar enormes, e incluso, catastróficos para la especie humana y las otras más de cien millones de especies con las que compartimos el planeta.[2]

En los años 60, el informe del Club de Roma señaló los efectos del crecimiento económico teniendo en cuenta que nuestro planeta es finito, y por lo cual los modelos de desarrollo deben considerar el impacto que ejercen sobre los recursos naturales. En 1972, la ciudad de Estocolmo recibió a 113 países para la primera conferencia mundial sobre el medio ambiente, la cual fue convocada por la ONU. A partir de esta conferencia, llamada La Declaración de Estocolmo, la temática ambiental se globaliza, estructurando el concepto de desarrollo sostenible que apunta a conciliar los conceptos de protección al medio ambiente para las futuras generaciones, sin dejar de reconocer el derecho que tiene la humanidad a desarrollarse sirviéndose de los recursos naturales renovables, dentro de los que se encuentra la fauna.[3]

En 1983, por iniciativa de las Naciones Unidas, se reunió la Comisión Brundtland, con el objetivo de estudiar la interrelación de los problemas ambientales. Entre algunas de las conclusiones de su informe, titulado “Nuestro Futuro Común”, es que “resulta imprescindible vincular los problemas ambientales con la economía internacional y sobretodo con los modelos de desarrollo”.[4] Esto destacó la teoría de que los problemas ambientales no deben estudiarse únicamente  en relación a sus efectos, sino también en torno a sus causas.

En 1992, 156 gobiernos (Colombia incluído), firmaron en Río de Janeiro una declaración en la Conferencia Cumbre de la Tierra, por medio de la cual asumieron la responsabilidad de tomar acción en torno a la  protección, recuperación, y conservación de la diversidad natural en sus países. Colombia, segundo país más biodiverso del mundo, se comprometió a través de la Ley 165 de 1994, a hacer parte y a cumplir con los objetivos del Convenio sobre Diversidad Biológica (CBD). El CBD reconoce la importancia de la biodiversidad para la evolución y el mantenimiento de la vida, así como sus valores ecológicos, genéticos, sociales, económicos, científicos, educativos, culturales, recreativos y estéticos que la componen. (Edudeka)

En el año 2004, la WCS (Wildlife Conservation Society) fue la inicial proponente del los “Principios de Manhattan”, proponiendo un nuevo enfoque hacia la salud bajo el marco de referencia  del concepto  “One World-One Health” (Un Mundo-Una Salud), preparando el terreno para el ahora ampliamente adoptado enfoque One Health o Una Salud. Desde 2004 este enfoque ha sido acogido por múltiples entidades globales, entre las cuales se encuentran la OIE, OMS, la ONU, y la CDC, entre otras. El concepto One-Health, parte de la base de que la Salud Pública, la Salud Ambiental, y la Salud Animal están estrictamente ligadas, y juntas, conforman nuestra existencia compartida y por ende, la Salud del Planeta.

Es importante resaltar la importancia de la protección de la salud y el bienestar animal a nivel global. Una gran muestra de ello, es la Pandemia del Covid 19, la cual aparece a finales del año 2019/comienzos del 2020. Dicha pandemia ha cobrado a la fecha más de 6 Millones de vidas humanas. Como sabemos, el Covid 19 es una enfermedad zoonótica, causada por gérmenes como virus, bacterias, parásitos y hongos, que tiene su orígen en los animales, para luego ser traspasados a los humanos. Las enfermedades zoonóticas son muy comunes en el mundo. Los científicos estiman que entre 6 y 7 de cada 10 (cerca del 70%) de las enfermedades infecciosas en las personas pueden ser transmitidas por animales. Como algunos ejemplos de esto, tenemos la brucellosis, la gripe (flu), la rabia, la salmonella, el SIDA, el Ébola, y el SARS.

Esta transmisión puede ocurrir de diferentes maneras: por contacto directo, por contacto indirecto, transmitido por vectores, por alimentos, o en el agua; debido al mal manejo por parte de los humanos para con los animales salvajes, los animales comerciales, en mercados vivos y húmedos, durante su transporte así como manteniéndolos en condiciones inhumanas y antihigiénicas; por medio del cambio climático, la invasión humana, la sobre-explotación, y alteración de los hábitats naturales y ecosistemas, mediante la deforestación, la caza, etc. (CDC, 2022)

Por lo anteriormente expuesto, la invitación es a construir un mundo mejor y más sano para toda la vida que habita en el planeta tierra, pues es claro que compartimos la existencia en él. De nuestras acciones u omisiones dependen inevitablemente las consecuencias resultantes sobre la supervivencia de la vida en el planeta, de su salud en general, de la salud de los seres humanos que lo habitan, del medio ambiente, de su biodiversidad, del equilibrio de sus ecosistemas, y de sus animales. Nuestra relación  con otros animales y con la naturaleza TIENE que cambiar, para que así podamos co-habitar en armonía los unos con los otros.

 

[1] RODRIGUEZ BECERRA, M. Nuestro Planeta, Nuestro Futuro. P. 32. (Bogotá, 2019) Penguin Random House.

[2] Eduteka.icesi.edu.co. Acciones para Proteger la Biodiversidad. P.103

[3] CONTRERAS LOPEZ, Carlos A. Régimen Jurídico de los Animales en Chile, Colombia y Argentina. P.156. (Valencia, 2016). Tirant Lo Blanch.

[4] World Commission on Environment and Development. Our Common Future. (New York, 1987). Oxford University Press.

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