23 December, 2021
Juan Diego Valdés. Socio principal, Derecho Animal Valdés Abogados ASLABOR.
A lo largo de este año compartimos en este espacio novedades y noticias que consideramos importantes en materia de Derecho Animal en Colombia, entre ellas, la expedición de la Ley 2047 de 2020, que prohibió la experimentación, importación, fabricación y comercialización de productos cosméticos probados en animales, y la expedición de la Ley 2138 de 2021, relativa a la sustitución de vehículos de tracción animal, así como también compartimos nuestros comentarios sobre el caso del Oso Chucho, resuelto, finalmente, por la Corte Constitucional.
En términos generales, observamos que en los últimos años ha habido importantes avances en materia legislativa y jurisprudencial con relación a la protección de los animales, y se ha avivado el debate sobre la consideración de los mismos, sobre si son titulares de derechos (o al menos, si pueden serlo), sobre cómo catalogarlos legalmente (si seguir entendiéndolos como cosas o, por el contrario, seres sintientes, como lo definió la Ley 1774 de 2016). En ese sentido, consideramos que se han dado importantes pasos en la protección de los animales y de sus intereses, los que, aunque con seguridad no son suficientes, van abriendo camino a otros cambios más grandes. Además, vemos con mucha ilusión y esperanza que estos cambios no solo se están dando en Colombia, sino que se trata de un fenómeno que se expande por el mundo y se manifiesta de diversas formas en distintos países.
Sin embargo, consideramos que la protección de los animales y el respeto por ellos es algo que más allá de los avances legislativos, y de si el Derecho incluye a los animales, o no, dentro de su ámbito de tutela. La protección y el respeto de los animales es algo que nos compete a todos, como sociedad y como individuos, pues son seres que son totalmente vulnerables frente a los seres humanos, ¿qué puede ser un mejor medidor del progreso moral de una sociedad, que la forma en que trata a aquellos totalmente indefensos? En ese sentido, más que limitarnos a respetar a un animal u otro porque una ley nos lo imponga, debemos observar y revisar nuestras conductas, y analizar si con ellas estamos respetando los intereses de los animales, o si, por el contrario, estamos afectándolos directamente, pues a la hora de actuar, es importante no solo considerar meramente la legalidad de una conducta, sino también hacer consideraciones de índole moral y ética sobre la misma, pues no siempre que una conducta se ajuste al marco legal, podrá también ser considerada moralmente aceptable.
En esta entrada de nuestro blog, a modo de cierre de nuestro ejercicio en el año 2021, queremos extenderles una invitación: a evaluar nuestras conductas, a revisarlas, analizarlas y, si es el caso, ajustarlas, de modo que con ellas tengamos en consideración no solo los intereses nuestros y de los demás seres humanos, sino también a los animales no humanos con quienes compartimos el planeta. Nuestra invitación es, también, a que los incluyamos en nuestro ámbito de consideración moral, y los respetemos, pues ellos, sin lugar a duda, lo merecen. Cambiar el mundo para que sea un lugar justo con los animales no depende de gobiernos ni de cuerpos legislativos, sino de cada uno de nosotros como individuos.
